Presentación de "Postales del alma". Recital de Lito Vitale (piano y teclados) y Juan Carlos Baglietto (voz, guitarra y percusión). Luna Park.

Nuestra opinión: Bueno.

Con un Luna Park casi totalmente lleno, este recital se puede leer como la consagración de un dúo de músicos que caminan por esa delgada línea entre ser conocidos famosos. En donde converge el gusto de un público que se quedó afuera de las modas del rock, del folklore o del tango.

Por alguna extraña razón, la gente canalizó esa desorientación de músicas en el dúo que forman Lito Vitale y Juan Carlos Baglietto.

Ellos, con suma inteligencia, supieron construir una dupla matizada con todo ese abanico de autores populares, que se refleja en la interpretación de clásicos del folklore, el tango y al que suman postales del recuerdo de las carreras solitarias de cada uno, que permiten convocar a un público muy heterogéneo en edades, gustos y clases sociales.

Baglietto y Vitale son emergentes de caminos distintos. Pero en esta unión encontraron un punto de contacto que los consolidó como una formación sólida y una química (que recuerda otras duplas clásicas en lo autoral), que aparece más que nada en los conciertos.

Entendimiento

Lo que surgió como una aventura ocasional en aquel disco "Postales de este lado del mundo" y terminó por oficializarse como un "matrimonio" musical en "Postales del alma", se transmite en ese entendimiento casi perfecto de los dos músicos.

El dúo funciona mejor que nunca en tangos como "Nada", "Tarde" o "Naranjo en flor", donde Baglietto, se entrega a una interpretación tan visceral como impecable, que lo ubica desde hace tiempo como uno de los mejores cantantes de la música popular, capaz de abordar con fluidez diferentes repertorios. Por su lado, Lito Vitale construye las atmósferas densas en las melodías tangueras y enriquece las canciones folklóricas con la energía del piano: éste es un condimento que, mas allá de la presencia, no termina de aparecer del todo y cuando lo hace consigue los mayores frutos.

Con un listado bien repartido, donde alternaron exquisitas obras como "Tonada del viejo amor" de Falú-Dávalos, o la indestructible "Piedra y camino", de Atahualpa Yupanqui, además de alguna no tan lograda versión de "Cambalache" o "Historia del mate cocido", el dúo subraya versiones aggiornadas y compactas

A eso suman los temas que los hizo reconocidos por separado como "Ese amigo del alma", de Vitale o "El témpano", canción emblemática de Baglietto, donde intercambian el protagonismo de la noche. A veces es Vitale el que arenga en la ejecución enérgica de los acordes, y otras es el cantante el que moviliza las palmas del público.

Cuando llega el final definitivo y la dupla arremete con otra enérgica versión de "Nostalgias", las cosas quedan en claro. Baglietto y Vitale lograron instalarse en ese público que se reconoce con esas canciones populares sin tiempo, ni edad.

Podrían haber elegido una lista de invitados para sobrellevar un concierto largo en semejante marco, que de antemano lucía demasiado grande para los dos, pero prefirieron estar solos y ganaron la apuesta.

El clan Vitale festejaba emocionado esta suerte de consagración del dúo, impensada meses atrás cuando hacían La Trastienda. La madre de Lito decía: "Todavía tengo un nudo en el estómago", Donvi (el padre del músico) deambulaba emocionado sin poder creer lo que pasaba y Liliana aplaudía a rabiar.

El proyecto de esta presentación grande en el Luna Park sonaba como una quijotada para estos músicos, mas allá de tener una larga trayectoria en la senda de la música popular y de ser reconocidos. De hecho, no se animaron a agregar una nueva fecha, a pesar de agotarse rápidamente las ubicaciones más privilegiadas.

No fue casualidad que en la única oportunidad en que Vitale se dirigió al público haya nombrado una larga lista de auspiciantes, que provocó algún que otro abucheo. El músico se excusó y dijo: "Bueno, hablamos poco esta noche. Gracias por venir, estamos muy felices de que hayan venido", y volvió a la música. A la salida, la gente de las plateas paraba en la disquería, estratégicamente montada con los dos discos del dúo, para llevarse la música de Baglietto-Vitale a su casa.

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